martes, 28 de septiembre de 2010

Una semana en Bruselas.

Ahora sí, me tomaré el tiempo de contar más detalladamente mi estancia en Bélgica, ya que en la entrada pasada todo fue muy vago y siento que ya habiendo estado aquí una semana puedo contar muchas cosas. Voy a ponerme a escuchar "Six Degrees Of Inner Turbulence" de Dream Theater (que por cierto, les recomiendo mucho esa suite) y me pondré a escribir.

Ahora sí.
Bueno, mi llegada a Bélgica fue un tanto tempestuosa, con eso de que decidí terminar mi contrato en Alemania, así que lo que hice fue tomar el primer tren hacia Bruselas desde Trier. Tuve que hacer una escala en Luxemburgo por unos veinte minutos. ¡Caray! Lo poquito que pude ver no me gustó tanto. La estación del tren estaba bien cochina y chiquita, con mil gentes apretujadas, el módulo de servicio al cliente bien escondidito... No no. Por suerte, un policía hablaba inglés y pudo señalarme en la dirección correcta del módulo de servicios... En el cual solo hablaban alemán. Oh vaya, menuda ocasión para practicar.
Agradezco al tiempo que estuve en Alemania por mi alemán semi-decente, y después de todo logré arreglármelas para subirme al tren que partía hacia Bruselas a tiempo.

Los trenes son muy amplios, y la verdad para ser sinceros no ví mucha diferencia entre primera y segunda clase, son idénticamente espaciosos. El tren que tomé tenía los asientos en grupos de cuatro (dos sillones con cara a otros dos sillones, y dando la espalda al siguiente set) con una mesa entre ellos. Tip para los que viajan en tren con su computadora, los asientos que están pegados a la puerta de entrada tienen acceso a unas tomas eléctricas. También están cerca del baño, por si las dudas. Habiendo sido mi primer viaje en tren, no quedé decepcionado con los increíbles paisajes belgas, muchos campos verdes, montañas, ovejas. Viajar en tren es definitivamente una experiencia que no se debe dejar pasar. Al llegar a Bruselas tomé un taxi hasta la casa de mi amigo Bram, en la parte sur de la ciudad. Él vive con varios compañeros de casa de distintas nacionalidades, y todos son increíblemente buena onda. Me siento muy a gusto de poder quedarme con gente tan amable y con tan buena vibra.

He salido a dar un par de vueltas por Bruselas, a tomar fotos y toda la cosa. Todavía no he tenido ocasión de salir a tocar la guitarra, por el mal clima. :/ Pero ya me tocó ver el Manneken Pis, comer los waffles belgas, chocolate, y perderme en las calles. :) Oooooh sí. Me gusta mucho la ciudad, ya que es un hervidero de cultura y hay arte en todos lados. Un lugar que recomiendo mucho es el Jardín Botánico de Bruselas. Es grandísimo, muy verde, con decoraciones de arbustos e intrincados mini-laberintos, un lugar perfecto para descansar bajo el sol o correr, si prefieres. También es un lugar donde se llevan a cabo conciertos de música. Muuuy completo y muuuuy bonito.

También me tocó ir hace un par de días a Derdemonde, a cuarenta minutos de Bruselas. A Hamme también, y a Gent. Me encantan todas estas ciudades viejas. En Gent nos detuvimos a tomar un jenever, un alcohol clásico de Bélgica. Es como el equivalente a las aguas locas de Europa, puesto que sabe muy dulce, pero tiene una concentración de alcohol de entre 20% y 40%, dependiendo de cual tomes. También tienen aprox. 80+ sabores, así que hay de donde escogerle. Los waffles de Gent también son algo exepcional. También tuve la oportunidad de ver varias catedrales góticas y disfrutar de un quinteto de jazz tocando canciones de Big Band. Definitivamente un fin de semana muy disfrutable.

En este momento me encuentro en Joure, Holanda; para una entrevista con una posible familia nueva. Me quedaré aquí dos días para probar si hacemos click, y regresaré a Bruselas. El fin de semana decidiremos si me quedo acá o no. Para llegar a Joure tuve que pasar por Amsterdam. Ya me lo imaginaba, pero sí es un poquito desagradable que el primer olor que te llega al salir de la estación de trenes es el tufazo a mota. Te acostumbras después de un poco, pero no es lo mejor. Estuve vagando una media hora en las calles de Amsterdam, para ver un poco en lo que salía mi tren a Almere, para de ahí irme a Joure. Debo decir que todo el centro de Amsterdam está lleno de trampas para turistas. Me metí a una tienda a preguntar sobre una camiseta que tenían, bastante corrientucha, de esas de Fruit Of The Loom que se estampan por $50 MXN, y resulta que me salía en €18. No, gracias. En una placita me tocó ver un chorro de palomas a las que les trae sin cuidado que haya alguien en su camino mientras vuelan, simplemente te dan un alazo o se posan en tí. Qué bonito, jajaja. Siento que tengo que expolrar a fondo Amsterdam, tal vez haga eso el jueves.

Por el momento estoy cansado y me voy a ir a dormir, pero espero escribir otra vez en un par de días. Muchos saludos a quien sea que esté leyendo mis aventuras no tan emocionantes. (:

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